miércoles, 20 de marzo de 2013

CROACIA - SERBIA: DERBI BALCÁNICO CON VISTAS A BRASIL

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El próximo viernes día 22 Croacia y Serbia medirán sus fuerzas en el Maksimir de Zagreb. Todos coinciden en que este partido deberá desarrollarse en un ambiente de rivalidad exclusivamente deportiva, lejos de alusiones al revanchismo que los desafortunados acontecimientos de los años 90 pudiesen auspiciar. Se miden las dos grandes potencias del fútbol post-yugoslavo, dos países vecinos que comparten la misma ambición: participar en el próximo campeonato del mundo de Brasil en 2014. Ambas federaciones han elevado los niveles de cooperación y comunicación previas a este partido, acordándose aquellas medidas necesarias para asegurar que antes, durante y después del partido los acontecimientos se desarrollen acorde al sentido común y el fair play. La medida más impopular, y desafortunadamente necesaria, ha sido acordar que ambas aficiones visitantes estén ausentes en los compromisos de Zagreb y Belgrado. Ambos partidos estarán vigilados de cerca por la UEFA, que ha remitido sendos avisos a ambas federaciones, siendo especialmente clara: el mínimo incidente podría provocar la expulsión de las competiciones oficiales.

La situación de ambas selecciones presenta bastantes diferencias. Mientras Croacia pelea mano a mano con Bélgica el primer puesto del Grupo A, Serbia se encuentra en la tercera posición, separada de estas dos por seis puntos. Croacia cuenta con un grupo de jugadores consolidado, un conjunto con experiencia y con individualidades destacables en los mejores clubes del viejo continente. Serbia ha optado por rejuvenecer el equipo en un proyecto dedicado a establecer aquello que Croacia ya ha conseguido: un grupo competitivo para los próximos años. Atrás queda la mayor parte de efectivos que disputaron el Mundial en Sudáfrica. Pese a todo y al evidente carácter a medio plazo de esta propuesta, el carácter ganador y el carisma del seleccionador Siniša Mihajlović impregna la selección nacional. Tanto es así que este ya ha declarado que presentará su dimisión si el equipo no alcanza Brasil, matizando posteriormente que dependerá en cualquier caso de las circunstancias del equipo. El último tren hacia el país sudamericano para el equipo serbio parece estar, en cualquier caso, en el partido de Zagreb.

La dimensión del encuentro puede expresarse a través de sus seleccionadores. Mihajlović y Štimac, Štimac y Mihajlović, curiosamente protagonistas en los incidentes de la final de la Copa Yugoslava de 1991 entre Hajduk Split y Crvena Zvezda. Entonces dos de los ases de ambos conjuntos llegaron a las manos sobre el terreno de juego enterrándose el hacha de guerra años después, como ambos se han encargado de aclarar a la prensa desde que el sorteo emparejara a sus selecciones en un mismo grupo. Pese a todo, ambos conservan el carácter que les hace ser ellos mismos, a menudo en el centro de la polémica durante su carrera como jugadores, y posteriormente como técnicos. Los dos son iconos del patriotismo en sus respectivos países. Igor Štimac, nacido en el corazón de Dalmacia, es un católico convencido como demuestran sus visitas a Medjugorje, en Hercegovina, la que habría visitado recientemente para reflexionar y rezar en la previa al choque del viernes. El enfrentamiento con Mihajlović en el 91 y sus declaraciones en años posteriores le señalan como uno de los mayores defensores de la patria croata, resultando sus defensas a ultranza y pensamiento conservador muy polémico incluso para integrantes de la federación. Su propensión a las redes sociales, en concreto Facebook, y a expresar sin tapujos sus pensamientos ha traido más de un dolor de cabeza a Davor Šuker, presidente de la federación. Siniša Mihajlović nació en Vukovar, en la aún caliente Eslavonia, de padre serbio y madre croata. El bombardero de Borovo Selo, como se conoce al jugador por su potentísimo disparo, se vio envuelto en la polémica en varias ocasiones por su relación de amistad con el paramilitar serbio Željko Ražnatović. De carácter impulsivo y sangre caliente, aún hoy sigue en el ojo del huracán de forma constante. Muestra de esto son las declaraciones de los entrenadores de los dos gigantes de Belgrado, que afirman que la comunicación con el seleccionador es mínima y que este no pone de su parte para mejorarlo. Mihajlović ha respondido en su estilo: sois buenos chicos, pero no sois mi mujer para que tengamos que hablar cada día.  Su autoridad entre los jugadores tampoco es cuestionable. Testigos de ello son dos de los capitanes y jugadores de más experiencia, Kolarov e Ivanović, a los que el técnico reprochó públicamente, insatisfecho con sus actuaciones ante Bélgica. El duelo en los banquillos está servido, no faltará el carisma de uno y otro.

El objetivo de la Croacia de Igor Štimac es controlar el partido mediante la posesión de balón, con el modelo ya internacional de la selección española. El sistema se ha afianzado en 4-4-2, y ha encontrado dificultades en momentos puntuales para interpretar la idea de Štimac. Ante el orden defensivo macedonio, Croacia se atascó con balón mientras que ante Bélgica mostró un perfil más directo, perfil que caracterizó el mandato de Slaven Bilić. Ante Gales, sin embargo, el conjunto ajedrezado recibió las mejores críticas de su seleccionador y desató la euforia. Entonces Croacia se impuso en resultado y dominó en el campo, pero resulta indicativo de su valor como conjunto el hecho de que también en los partidos en los que la situación no fue tan idónea, el equipo consiguió un resultado positivo. Croacia cuenta además con varias individualidades que pueden resolver el partido: en el lateral Srna, cuya presencia ofensiva permanece intacta sin importar el seleccionador, en la medular Modrić, que vive sus mejores semanas desde su llegada a Madrid, y en la delantera Mandžukić, delantero móvil e inteligente que ha sorprendido a propios y extraños en la que está siendo su primera temporada en Múnich. El acompañante de este último en la delantera aún no se conoce, pero Igor Štimac se verá obligado a un dulce dilema, ya que la mayor parte de las opciones se encuentran en gran forma. La baja de Perišić, pieza clave para Štimac, supone un hándicap para el equipo, que carece de un jugador como el del Wolfsburg, capaz de desequilibrar en el uno contra uno hacia dentro y sorprender con el disparo desde media distancia o llegar desde segunda línea.  Kranjčar o Kovačić deberían ocupar su posición en banda izquierda: perfiles creativos en detrimento de la solución vertical.

Serbia fuerza el 4-2-3-1, con transiciones rápidas, incorporaciones al ataque de los laterales, y movilidad de los hombres de 3/4. Precisamente la línea de mediapuntas es el mayor argumento ofensivo serbio, compuesta por Tošić, Đuričić y Tadić, jugadores con capacidad para combinar, dar el último pase, desequilibrar en jugada individual y sorprender con el disparo lejano. En la posición de 9, Filip Đorđević, del Nantes francés, cuenta con más posibilidades de ser titular que Đurđić o Šćepović. El jugador formado en Crvena Zvezda demuestra en Francia efectividad de cara a puerta y en  los amistosos con la selección nacional ha demostrado adaptarse al sistema de Mihajlović. El balón parado es otra de las bazas del equipo, que cuenta con excelentes lanzadores –Kolarov o Tošić– y grandes rematadores –Ivanović o Subotić–. El ataque no restará protagonismo a la defensa, que a diferencia de Croacia, reúne a las mejores individualidades del equipo. Por primera vez, Subotić y Nastasić deberían ser la pareja titular en el eje central. La dupla de mediocentros que comenzará el partido es una de las mayores incógnitas, ya que el seleccionador se ha mostrado especialmente exigente para esta posición: Petrović y Kuzmanović ya conocen las criticas de este. El juego en esa zona debe simplificarse lo máximo posible y se ha de entregar el balón en  el menor número de toques. Mihajlović, sin embargo, se muestra desafiante: pagará una cena al periodista que acierte el once del Maksimir.

Se espera lleno absoluto. Tanto es así que la federación croata ha comentado que podrían llenarse dos estadios como el Maksimir. Un partido de fútbol, de 3 puntos como cualquier otro, pero capaz de poner en pie a una región. Para Croacia, un paso enorme hacia Brasil y dejar en el camino al eterno rival; para Serbia, la única opción de seguir vivos en la lucha.

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