jueves, 2 de mayo de 2013

CRÓNICA DE UN ADIÓS ESPERADO

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Un catastrófico final de marzo anunciaba un Abril gris oscuro para Partizan, pese a comenzar con buen pie, en cuanto a resultados, la segunda parte de la temporada. Dos empates y una sonrojante derrota en Belgrado ante Vojvodina reducían la distancia respecto al segundo clasificado y eterno rival Crvena Zvezda de 11 a 4 puntos. La gota que colmó el vaso llegó este fin de semana, en Novi Pazar, donde el equipo volvió a dejarse dos puntos y devolvió la emoción a un campeonato que tiraniza desde hace cinco años. Crvena Zvezda, constantemente azotada por las deudas de mandatos anteriores y luchando contrarreloj por sobrevivir, hasta el punto de que aún está en el aire la concesión de la licencia para competir en Europa, ha vuelto a la lucha mano a mano por el trofeo comandado por un Sá Pinto que ha dado color a un equipo en decadencia y  ha devuelto la ilusión a la grada norte tras encadenar cinco victorias consecutivas. La situación en Partizan es bien distinta, y bien puede decirse que el desenlace no resulta sorprendente juzgando los acontecimientos de los últimos meses.

Tras la racha de 3 partidos sin conocer la victoria el mes pasado, el director deportivo Ljubiša Tumbaković abandonaba de forma repentina una reunión en la que estaban presentes el presidente Dragan Đurić, el vicepresidente Mile Jovičić y el secretario general Darko Grubor. Saltaban las alarmas en el JNA y surgió con fuerza el rumor de que Tumbaković no volvería a su puesto de trabajo tras discutir acaloradamente con la directiva. Entre las razones del posible conflicto se mencionó, por supuesto, la crisis de resultados del equipo, puesto que Tumbaković permanecía prácticamente como el único defensor del entrenador Vermezović en ese momento. Otra de las razones fué la intención de la directiva de vender a hombres claves este verano, a lo que Tumbaković se mostraba reacio, proponiendo dar continuidad a una plantilla de por sí jovencísima. Tumbaković volvió finalmente, pero para hacer las maletas. Escasos días después y tras negar las malas relaciones en la cúspide del club, el hasta ese momento director deportivo aceptaba la oferta del Wuhan Zall, colista en el campeonato chino, argumentando una oferta que no podía rechazar. Resulta curioso, ya que meses antes rechazó una oferta de hasta 3 millones de euros del Shandong Luneng, actual segundo clasificado del mismo campeonato, explicando que su compromiso con el proyecto de Partizan era total. Tras su salida, las horas de Vermezović en Partizan estaban contadas.

Así se confirmó el pasado lunes, para muchos quizás una fecha tardía. Para comenzar el balance, las primeras críticas no se harían esperar tras su decisión de apartar a Zvonimir Vukić, máximo goleador del equipo la temporada anterior y un auténtico ídolo de la afición. La vergonzosa eliminación en tercera ronda de clasificación para Champions League ante el AEL chipriota provocaba los primeros pitos de la exigente afición del conjunto blanquinegro. Vermezović ya había visto cómo la aventura europea truncaba su primer mandato, dimitiendo en 2005 tras las eliminaciones de manos de Artmedia y Maccabi Petah-Tikvah en su primer mandato, pero esta vez decidió continuar adelante. Lo que siguió no fue un camino de rosas. En primer lugar, Stefan Babović, considerado por Vermezović el director de juego y pieza clave en la medular, fue traspasado al Zaragoza tras los abucheos de su propia afición partido tras partido. La derrota del equipo en Liga ante el recién ascendido y debutante en la élite Donji Srem disparaba los primeros rumores acerca de la destitución del técnico. La nota positiva  la puso la entrada en fase de grupos de la Europa League tras eliminar al Tromsø noruego de forma agónica. Sin embargo, sólo la diferencia de puntos evitó que Partizan fuera colista del Grupo H, en el que se encontraban los exigentes Rubin Kazan y Inter, pero también el débil Neftçi, a quien Partizan no fue capaz de superar ni en Belgrado ni en Bakú. La buena imágen en Milán con un recital de Marković y la aparición de nuevos talentos de la siempre productiva escuela formativa no sirvió para maquillar el fracaso. Entre estos jóvenes cabe resaltar a Ninković y Mitrović, tan talentosos como temperamentales, protagonizando varios incidentes que pusieron en duda la autoridad de Vermezović en el vestuario. A eso tampoco contribuía la tendencia del libio Zubya a desaparecer de los entrenamientos, lo que traía de cabeza al técnico. El segundo punto crítico de la temporada fue la eliminación copera ante Borac, equipo de segunda división, cayendo derrotados en el JNA por 1-2. El tercer punto crítico fue  la derrota en el derbi, cuarta consecutiva ante Crvena Zvezda, desaprovechando la ventaja al descanso y llegando a provocar incluso las insinuaciones de amaño en la propia afición. El presidente del club comenzaba diciembre con su ya clásica frase: “Que vayamos a destituir al entrenador son tonterías e historias de bar“. Por aquellas fechas Vermezović sorprendia a la opinión pública con sus declaraciones: “No me resulta extraño que se hable de mi destitución, se habla de que varios miembros de la directiva ya quisieron echarme del avión a la vuelta de Bakú”. Con el ambiente enrarecido comenzó la segunda fase de la temporada y la debacle de su mandato. El once inicial no terminaba de asentarse, siendo  Brašanac la sorpresa positiva, y la ausencia de un Volkov clave en los últimos éxitos de la selección montenegrina, la negativa. Sus últimas declaraciones reflejaban la histeria y el nerviosismo ante una situación insostenible. Desde las críticas a los árbitros hasta su lapidario: “Sobre mi estatus en Partizan decido sólo yo” del pasado domingo. El entrenador llegó a afirmar que  a los jugadores les llegaban mensajes amenazantes por SMS, tales como: “cuidado con qué hacéis” o “sabemos que habéis amañado el título”. La afición le había dado la espalda y el vestuario se le había ido de las manos, lo que demuestra la pelea entre tres de los aspirantes a la punta de ataque y en la que sólo Šćepović fue sancionado.

La reacción de la directiva no se hizo esperar, el lunes Vermezović hizo las maletas y se designó a su sustituto: Vuk Rašović. Criado en las categorías inferiores de Partizan e hijo de una leyenda de la entidad, Branko Rašović, jugó como defensa y fué cinco veces internacional por Yugoslavia. Su carrera como futbolista en Partizan tiene un punto álgido: año 1998,  en la segunda ronda clasificatoria para la Copa de la UEFA ante el Newcastle, con jugadores como Ivić, Kežman, Ilić o Iliev en el equipo. Su gol en la ida dio esperanzas al suponer el 2-1, mientras que posteriormente desataría la locura en Belgrado volviendo a marcar y sellando el 1-0 para el pase a la siguiente ronda. Ambos de penalti, transformados con una sangre fría sorprendente en momentos de máxima tensión. Como entrenador ha sido ayudante de tres técnicos campeones: Slaviša Jokanović, Goran Stevanović y Aleksandar Stanojević. Posteriormente continuaría con su progresión el equipo filial de Partizan, Teleoptik, de la segunda división nacional. Curiosamente Rašović se levantó contra la actual directiva en la época del conflicto con Stanojević y Krstajić, entrenador y director deportivo de aquel entonces. Ambos se marcharon del club, mientras que Rašović siguió esperando su oportunidad, contribuyendo a la llegada de jugadores talentosos a la primera plantilla y demostrándose capaz a la hora de lidiar con una plantilla joven. El General, como le conocen sus jugadores, ha sido recibido con los brazos abiertos en la plantilla y la afición. Entrenará a uno de sus compañeros en aquellas dos mágicas tardes de 1998, Saša Ilić. El nuevo entrenador ha anunciado cambios, prometido trabajo y afirmado que en el derbi irán a atacar al eterno rival y defender el título. Respecto a su sistema, todo indica que se mantendrá el 4-4-2 forzado por Vermezović en las últimas semanas.

Radnički Niš pondrá a prueba las ambiciones del nuevo entrenador en su debut, hoy, a las 18:30.

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