miércoles, 2 de octubre de 2013

RIJEKA: CONEXIÓN ADRIÁTICA Y OFICIO PARA VOLVER A SOÑAR

Rije

Rijeka es el tercer club croata con más temporadas jugadas en la primera división de la antigua Yugoslavia. El equipo cuenta con dos copas nacionales conseguidas a finales de las 70 y varias participaciones de mérito en Europa a principios de los 80. El club recuerda con especial orgullo la edición 84/85 de la Copa de la UEFA, cuando los bijeli consiguieron tumbar en Kantrida a dos equipos españoles, Real Valladolid y Real Madrid, por 4 y 3 a 1 respectivamente. Rijeka consiguió eliminar al Real Valladolid y avanzar a la siguiente ronda, donde enfrentaría al Real Madrid de ases como Chendo, Camacho, Juanito, Santillana, Valdano o un joven Michel.  El entonces equipo yugoslavo no conseguió hacer valer su ventaja de la ida en un escenario como el Bernabeú, pero jugó uno de los partidos más recordados durante su historia. El encuentro fue intenso, envuelto en la épica que caracterizó al estadio madrileño en partidos de competición europea, pero fue la desafortunada actuación arbitral lo que marcó el desarrollo de la contienda. Rijeka acabó el partido con 3 jugadores expulsados, uno de ellos de forma especialmente polémica: Damir Desnica era uno de los extremos más destacados de la época en la antigua Yugoslavia y fue expulsado, según reconoció en una entrevista al diario As, por protestar y perder tiempo deliberadamente. Resulta chocante, ya que Desnica era sordomudo, y se entendía con sus compañeros de campo mediante señas.

En el ámbito doméstico, Rijeka se ha mantenido en la primera división croata desde su formación en 1992 y suma dos subcampeonatos. En Febrero de 2012, el magnate italiano Gabriele Volpi adquirió el 70% de las acciones de la entidad e inyectó el capital necesario para estabilizar las necesitadas arcas del club. Esa temporada, sin embargo, no acabó bien, y sólo la renuncia de Dugopolje al ascenso salva al histórico del adriático de su primer descenso. La temporada siguiente, el equipo se renovó prácticamente en su totalidad, y pese a que pocos de los fichajes dieron el rendimiento adecuado y el rendimiento osciló durante el campeonato, Rijeka acabó en la tercera plaza y cumplió el objetivo de volver a jugar competición Europea.
Este verano ha dejado dos buenas noticias a los de Kantida: la continuidad del goleador Leon Benko y el técnico Matjaž Kek. 12 jugadores nuevos han reforzado una plantilla que, por otro lado, no ha sufrido bajas sensibles. Uno de los jugadores claves en el pasado año, Cesarec, sigue lesionado, pero el equipo goza de buen fondo de banquillo y cada posición está bien competida, con jugadores de distintos perfiles lo que aporta alternativas al entrenador esloveno.

Kek ha construido un equipo competitivo y muy sólido, que sólo ha encajado 8 goles en 11 jornadas en lo que va de Liga, uno más que Dinamo y Hajduk. Los de Kantrida destacaron el pasado año por su superioridad física y capacidad para desplegar rápido tras el robo de balón, siendo además eficaces en los metros finales (Benko). Sin embargo, el proyecto sigue su curso y Rijeka ha mejorado en otros aspectos como la asociación y el ataque en estático. El objetivo de Kek es no perder la solidez, la capacidad de trabajo que ha caracterizado el juego hasta ahora, y evolucionar hacia un fútbol más técnico. Frente al Betis, por otro lado, no parece posible que el equipo discuta el balón al equipo español, por lo que la vuelta a los orígenes –oficio y contragolpe- es probable. Cobra fuerza el sistema de 3 mediocentros, en 4-3-2-1, frente al 4-2-3-1 que fue habitual en el tramo inicial de temporada. Pese a todo no se descarta la entrada de Kramarić y el sistema de dos puntas. Kramarić es un delantero muy completo, técnico, capaz de desempeñar el rol de enganche. Benko, por su parte, es la principal amenaza: se trata de un delantero físicamente poderoso, potente, y con un olfato privilegiado para el gol. El equipo cuenta con las bajas por lesión de un titular, Škarabot, y varios jugadores habituales en la rotación como Zlomislić, Jugović o Lešković.

El escenario es Kantrida, un estadio con preciosas vistas al adriático, que la afición local Armada sabe convertir en una auténtica caldera. Los incidentes de este fin de semana en la jornada liguera no son una imagen real del día a día en la grada, sino de una ocasión especial, un derbi del adriático contra un equipo y afición rival como Hajduk Split.

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