viernes, 24 de octubre de 2014

ANDREJ KRAMARIĆ: BASTANTE MÁS QUE UN GOLEADOR

Krama
Mandžukić y Kramarić. Foto: Pixsell.

Bernard Bajdo Vukas y Robert Prosinečki. Ambos son, sin lugar a discusión, dos nombres propios en la historia del fútbol croata. Y ambos comparten una anécdota similar en el inicio de sus carreras: los dos fueron descartados por Dinamo Zagreb. Bernard Vukas nació en Zagreb el 1 de mayo de 1927. Es recordado como uno de los mejores atacantes que compitieron en la antigua Yugoslavia; los responsables técnicos de Dinamo, a pesar de haber causado éste una grata impresión durante su prueba con el primer equipo en Bulgaria, rechazaron su fichaje, cometiendo así lo que posteriormente se ha catalogado como el mayor error de la entidad en su historia. El rechazo del club más representativo de su ciudad llevó a Vukas a la costa dálmata, donde firmaría por Hajduk Split, dejando posteriormente su imprenta y siendo venerado con el estatus de deidad por los aficionados del equipo. Sin embargo, la historia volvería a repetirse décadas después. Robert Prosinečki, estiloso centrocampista formado en la cantera de Dinamo, fue rechazado por el entonces técnico del primer equipo, Miroslav Ćiro Blažević,  con la frase lapidaria de: “Si triunfa en el fútbol, me comeré mi diploma de entrenador”. Y Prosinečki triunfó. Tras pasar una prueba, se mudó con su familia a Belgrado para firmar gratis por el Estrella Roja, en el que se convertiría en uno de los líderes del único equipo de la ex Yugoslavia capaz de alzarse con el mayor trofeo continental a nivel de clubes, la Copa de Europa. Pese a ser uno de los jugadores más emblemáticos de los Balcanes en la agitada década de los 90, su paso por España no trajo el éxito esperado, pero tuvo la oportunidad de volver a Dinamo y figurar en el histórico combinado  nacional croata que alcanzó el tercer puesto en el Mundial del 98, donde volvería a tener sus más y sus menos con Blažević, entonces seleccionador.

Pero esta historia nos guardaba un tercer episodio y aquí es donde entra el auténtico protagonista de este artículo. Andrej Kramarić nació en Zagreb el 19 de junio de 1991. Como difícilmente podía ser de otra forma en un talentoso chico criado en la capital, ingresó a edad temprana en las categorías inferiores de Dinamo Zagreb, en la que fue superando etapas, destacándose como el diamante de su generación y batiendo los records goleadores de la entidad. Su debut con el primer equipo llegó cuando aún no había cumplido los 18 años, en un derbi ciudadano ante el NK Zagreb. Bendecido por los técnicos del filial y a pesar de mostrar un buen rendimiento en sus escasas participaciones con la primera plantilla, Dinamo, empeñado en dar forma a su faraónico proyecto y disponer de una delantera reconocible en Europa, decidió en invierno de 2011 enviar al joven delantero, entonces sin verdaderas oportunidades, a su campo de cultivo dentro de la primera división croata, la vecina Lokomotiva. Una vez más “Krama” demostró hechuras de un futbolista merecedor de mayor atención y Dinamo decidió repescarle un año y medio después. Y vuelta a empezar: pese a su fantástica temporada en Lokomotiva, el banquillo o la tribuna volvían a esperarle en su regreso a casa. Tachado de impaciente por Dinamo y después de declarar él públicamente su descontento por su estatus, el club decide traspasarle esa misma campaña a su prolífico socio en los negocios y competidor por el cetro en el campeonato nacional, Rijeka. Pese a ser reconocible desde un primer momento su impacto para el juego de los del adriático, Kramarić queda ensombrecido por el dominante goleador de área Leon Benko, estrella del equipo. La marcha posterior de Benko al fútbol chino no sólo privó al equipo de un goleador contrastado, sino también de un líder y una figura de mucho peso en el vestuario. Pero Kramarić respondió, y de qué manera. Sabiéndose ahora la referencia ofensiva del equipo, ha comenzado la nueva campaña pulverizando sus registros personales y brillando con luz propia en la máquina competitiva diseñada por el técnico esloveno Matjaž Kek, un equipo en el que prima el conjunto y que ya sorprende en Europa. Sus cifras no han pasado desapercibidas a ojos de la opinión pública y el seleccionador nacional, Niko Kovač, y Kramarić ha encontrado hueco en las últimas convocatorias de la absoluta. Su irrupción ha sido un soplo de aire fresco en una Croacia que pretende un relevo generacional progresivo y que le ve como uno de sus principales argumentos de futuro. Su impacto es tal que Nikica Jelavić, otrora segundo delantero por jerarquía en el plantel, ha anunciado su retirada del equipo nacional habiendo visto disminuido su peso en las últimas semanas. El interés del extranjero (se han reportado hasta el momento Atlético de Madrid, Milan, Inter y Fiorentina) es cada vez mayor, y en palabras del presidente de Rijeka tras la exhibición del punta ante el Feyenoord: “En invierno sólo podremos mantenerle si lo atamos”.

Perfil del jugador
Para comenzar el análisis del juego de Andrej Kramarić, resulta necesario retrotraerse a las declaraciones de dos técnicos que le han tenido bajo su mando. El primero de ellos, Tomislav Ivković, quien le dio total confianza en Lokomotiva: “Le concedí absoluta libertad en su juego y respondió fantásticamente. Es polivalente y sus disposiciones físicas y motoras son impresionantes; ¿Eduardo da Silva? Kramarić es mejor que Eduardo”. Por su lado, el seleccionador Niko Kovač se deshizo en elogios: “Es un goleador nato, sus fintas son capaces de levantar a la tribuna, me recuerda a nuestro presidente, Šuker”. Efectivamente, Andrej Kramarić responde a un perfil de delantero completo, y sus cifras goleadoras son sólo una parte indicativa de lo mucho que aporta al juego de su equipo. Su posición natural es la de delantero centro, y es precisamente en esta donde viene encontrando continuidad en las dos últimas temporadas, pero puede desempeñarse bien en ambos costados, algo que fue notable en su etapa en Lokomotiva, donde en el sistema de 3 atacantes se concedía a éstos libertad y se estimulaban los movimientos de permuta. En la punta de ataque, como referencia o acompañando a un jugador que suele ser más estático, destaca especialmente por su movilidad y la continua tendencia a retrasarse para buscar el balón y participar en el juego interior del equipo en la zona de 3/4, e incluso ocasionalmente, recibir de los mediocentros. Es un futbolista magníficamente dotado a nivel técnico, inteligente y talentoso en la asociación, se maneja bien tocando en corto y goza de precisión en el cambio de juego, haciendo gala de un fantástico dominio del golpeo con el interior de su pie derecho. Por momentos parece un mediapunta en el cuerpo de un delantero centro. Pese a que su nivel técnico era apreciable en etapas tempranas de su desarrollo, su crecimiento físico es notable y le permite aguantar el balón con criterio, resistir el choque y girar con facilidad para prolongar el juego. Luce en el carril central pero también sabe caer a bandas (normalmente a la izquierda), recibir, y encarar en diagonal interior, haciendo gala de sus facultades para el desequilibrio en el uno contra uno, siendo exquisita su habilidad para arrancar estando estático y salvar la entrada rival. Su espíritu participativo, creatividad y lectura de los movimientos de ataque le hacen peligroso en la frontal no sólo por su disparo, en el que nuevamente saca da partido al interior del pie derecho para deleitar con golpeos excelsos en la colocación, sino también por su capacidad para asistir: sus movimientos habilitan la segunda línea, recibe, y es capaz de filtrar un pase al espacio para el compañero. En el área, por otro lado, demuestra el instinto que le llevo a marcar más de 450 goles en las inferiores de Dinamo: golpea con las dos piernas, domina los amagos, es un buen rematador de cabeza pese a no ser significativamente alto y sabe mostrar oportunismo apareciendo en el segundo palo. Sus características le convierten en una pareja más complementaria para Mandžukić de lo que fue Jelavić, y Kovač ya se plantea cambiar el sistema para darle entrada en el once inicial. En un primer momento, pudiera parecer que a un futbolista de este perfil, eminentemente potenciado con la pelota, le costaría trabajar sin ella. Pero no es así en este caso. Andrej Kramarić no ha desentonado en el engranaje táctico del esloveno Kek en Rijeka, al que el equipo debe su éxito. Kramarić mantiene una actitud comprometida en la presión, retrocede, recupera y es capaz de dar salida rápida tras el robo. A su comportamiento sobre el campo le acompaña una personalidad discreta, tímida e inocente, de pocas palabras pero desatada en cuanto el árbitro señala el inicio del partido.

Campeonato nacional croata: primeros nombres para apuntar

Completado un tercio de la presente edición del campeonato de fútbol en Croacia, la tendencia de los clubes por forzar a jóvenes futbolistas vuelve a dejar varios nombres a los que conviene seguir atentamente en un futuro. Mientras que  el centrocampista creativo Ante Ćorić goza, y con razón, de la atención mediático heredada de Alen Halilović, la aportación de talento a la Liga nacional no se detiene en el dominante Dinamo Zagreb, que por otra parte puede presumir de tener en sus filas al deseado Brozović, al habilidoso Pjaca, y al vistoso Hodžić (aún lesionado). El eterno rival, Hajduk Split, ha respondido desde Dalmacia dando la alternativa al dinámico Vlašić, un talento especial por el que el Tottenham ya habría preguntado. Y de vuelta a Zagreb para enfocar la atención a un habitual campo de cultivo en el fútbol croata, Lokomotiva: la pelea de dos internacionales U21 por la portería, el buen nivel de Mario Musa, y las evoluciones de Pavičić, Mišić, Kolar o Marić son los alicientes. Por último, varios clubes de entidad menor presentan a sus diamantes aún por pulir al público local; alguno de estos como Marko Rog (RNK Split) o Filip Krovinović (NK Zagreb).

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