Mandžukić y Kramarić. Foto: Pixsell. |
Bernard Bajdo
Vukas y Robert Prosinečki. Ambos son, sin lugar a discusión, dos nombres
propios en la historia del fútbol croata. Y ambos comparten una anécdota
similar en el inicio de sus carreras: los dos fueron descartados por Dinamo
Zagreb. Bernard Vukas nació en Zagreb el 1 de mayo de 1927. Es recordado como
uno de los mejores atacantes que compitieron en la antigua Yugoslavia; los
responsables técnicos de Dinamo, a pesar de haber causado éste una grata
impresión durante su prueba con el primer equipo en Bulgaria, rechazaron su
fichaje, cometiendo así lo que posteriormente se ha catalogado como el mayor
error de la entidad en su historia. El rechazo del club más representativo de
su ciudad llevó a Vukas a la costa dálmata, donde firmaría por Hajduk Split, dejando
posteriormente su imprenta y siendo venerado con el estatus de deidad por los
aficionados del equipo. Sin embargo, la historia volvería a repetirse décadas después.
Robert Prosinečki, estiloso centrocampista formado en la cantera de Dinamo, fue
rechazado por el entonces técnico del primer equipo, Miroslav Ćiro Blažević, con la frase lapidaria de: “Si triunfa en el
fútbol, me comeré mi diploma de entrenador”. Y Prosinečki triunfó. Tras pasar
una prueba, se mudó con su familia a Belgrado para firmar gratis por el
Estrella Roja, en el que se convertiría en uno de los líderes del único equipo
de la ex Yugoslavia capaz de alzarse con el mayor trofeo continental a nivel de
clubes, la Copa de Europa. Pese a ser uno de los jugadores más emblemáticos de
los Balcanes en la agitada década de los 90, su paso por España no trajo el
éxito esperado, pero tuvo la oportunidad de volver a Dinamo y figurar en el
histórico combinado nacional croata que
alcanzó el tercer puesto en el Mundial del 98, donde volvería a tener sus más y
sus menos con Blažević, entonces seleccionador.
Pero esta historia nos guardaba
un tercer episodio y aquí es donde entra el auténtico protagonista de este
artículo. Andrej Kramarić nació en
Zagreb el 19 de junio de 1991. Como difícilmente podía ser de otra forma en un
talentoso chico criado en la capital, ingresó a edad temprana en las categorías
inferiores de Dinamo Zagreb, en la que fue superando etapas, destacándose como
el diamante de su generación y batiendo los records goleadores de la entidad. Su
debut con el primer equipo llegó cuando aún no había cumplido los 18 años, en
un derbi ciudadano ante el NK Zagreb. Bendecido por los técnicos del filial y a
pesar de mostrar un buen rendimiento en sus escasas participaciones con la
primera plantilla, Dinamo, empeñado en dar forma a su faraónico proyecto y
disponer de una delantera reconocible en Europa, decidió en invierno de 2011
enviar al joven delantero, entonces sin verdaderas oportunidades, a su campo de
cultivo dentro de la primera división croata, la vecina Lokomotiva. Una vez más
“Krama” demostró hechuras de un futbolista merecedor de mayor atención y Dinamo
decidió repescarle un año y medio después. Y vuelta a empezar: pese a su
fantástica temporada en Lokomotiva, el banquillo o la tribuna volvían a
esperarle en su regreso a casa. Tachado de impaciente por Dinamo y después de declarar
él públicamente su descontento por su estatus, el club decide traspasarle esa
misma campaña a su prolífico socio en los negocios y competidor por el cetro en
el campeonato nacional, Rijeka. Pese a ser reconocible desde un primer momento
su impacto para el juego de los del adriático, Kramarić queda ensombrecido por
el dominante goleador de área Leon Benko, estrella del equipo. La marcha
posterior de Benko al fútbol chino no sólo privó al equipo de un goleador
contrastado, sino también de un líder y una figura de mucho peso en el vestuario.
Pero Kramarić respondió, y de qué manera. Sabiéndose ahora la referencia
ofensiva del equipo, ha comenzado la nueva campaña pulverizando sus registros
personales y brillando con luz propia en la máquina competitiva diseñada por el
técnico esloveno Matjaž Kek, un equipo en el que prima el conjunto y que ya
sorprende en Europa. Sus cifras no han pasado desapercibidas a ojos de la
opinión pública y el seleccionador nacional, Niko Kovač, y Kramarić ha
encontrado hueco en las últimas convocatorias de la absoluta. Su irrupción ha
sido un soplo de aire fresco en una Croacia que pretende un relevo generacional
progresivo y que le ve como uno de sus principales argumentos de futuro. Su impacto
es tal que Nikica Jelavić, otrora segundo delantero por jerarquía en el
plantel, ha anunciado su retirada del equipo nacional habiendo visto disminuido
su peso en las últimas semanas. El interés del extranjero (se han reportado
hasta el momento Atlético de Madrid, Milan, Inter y Fiorentina) es cada vez
mayor, y en palabras del presidente de Rijeka tras la exhibición del punta ante
el Feyenoord: “En invierno sólo podremos mantenerle si lo atamos”.
Perfil del jugador
Para comenzar el análisis del
juego de Andrej Kramarić, resulta necesario retrotraerse a las declaraciones de
dos técnicos que le han tenido bajo su mando. El primero de ellos, Tomislav
Ivković, quien le dio total confianza en Lokomotiva: “Le concedí absoluta libertad en su juego y
respondió fantásticamente. Es polivalente y sus disposiciones físicas y motoras
son impresionantes; ¿Eduardo da Silva? Kramarić
es mejor que Eduardo”. Por su lado, el seleccionador Niko Kovač se deshizo
en elogios: “Es un goleador nato, sus fintas son capaces de levantar a la
tribuna, me recuerda a nuestro
presidente, Šuker”. Efectivamente, Andrej Kramarić responde a un perfil de
delantero completo, y sus cifras goleadoras son sólo una parte indicativa de lo
mucho que aporta al juego de su equipo. Su posición natural es la de delantero
centro, y es precisamente en esta donde viene encontrando continuidad en las
dos últimas temporadas, pero puede desempeñarse bien en ambos costados, algo
que fue notable en su etapa en Lokomotiva, donde en el sistema de 3 atacantes
se concedía a éstos libertad y se estimulaban los movimientos de permuta. En la
punta de ataque, como referencia o acompañando a un jugador que suele ser más
estático, destaca especialmente por su movilidad y la continua tendencia a
retrasarse para buscar el balón y participar en el juego interior del equipo en
la zona de 3/4, e incluso ocasionalmente, recibir de los mediocentros. Es un
futbolista magníficamente dotado a nivel técnico, inteligente y talentoso en la
asociación, se maneja bien tocando en corto y goza de precisión en el cambio de
juego, haciendo gala de un fantástico dominio del golpeo con el interior de su
pie derecho. Por momentos parece un mediapunta
en el cuerpo de un delantero centro. Pese a que su nivel técnico era
apreciable en etapas tempranas de su desarrollo, su crecimiento físico es notable y le permite aguantar el balón con
criterio, resistir el choque y girar con facilidad para prolongar el juego. Luce
en el carril central pero también sabe caer a bandas (normalmente a la
izquierda), recibir, y encarar en diagonal interior, haciendo gala de sus
facultades para el desequilibrio en el uno contra uno, siendo exquisita su habilidad
para arrancar estando estático y salvar la entrada rival. Su espíritu
participativo, creatividad y lectura de los movimientos de ataque le hacen
peligroso en la frontal no sólo por su disparo, en el que nuevamente saca da
partido al interior del pie derecho para deleitar con golpeos excelsos en la
colocación, sino también por su capacidad para asistir: sus movimientos
habilitan la segunda línea, recibe, y es capaz de filtrar un pase al espacio
para el compañero. En el área, por otro lado, demuestra el instinto que le
llevo a marcar más de 450 goles en
las inferiores de Dinamo: golpea con las dos piernas, domina los amagos, es un
buen rematador de cabeza pese a no ser significativamente alto y sabe mostrar
oportunismo apareciendo en el segundo palo. Sus características le convierten en una pareja más complementaria para
Mandžukić de lo que fue Jelavić, y Kovač ya se plantea cambiar el sistema para darle entrada en el once inicial.
En un primer momento, pudiera parecer que a un futbolista de este perfil,
eminentemente potenciado con la pelota, le costaría trabajar sin ella. Pero no
es así en este caso. Andrej Kramarić no ha desentonado en el engranaje táctico
del esloveno Kek en Rijeka, al que el equipo debe su éxito. Kramarić mantiene
una actitud comprometida en la presión, retrocede, recupera y es capaz de dar
salida rápida tras el robo. A su comportamiento sobre el campo le acompaña una
personalidad discreta, tímida e inocente, de pocas palabras pero desatada en
cuanto el árbitro señala el inicio del partido.
Campeonato nacional croata: primeros nombres para apuntar
Completado un tercio de la presente edición del campeonato de fútbol en Croacia, la tendencia de los clubes por forzar a jóvenes futbolistas vuelve a dejar varios nombres a los que conviene seguir atentamente en un futuro. Mientras que el centrocampista creativo Ante Ćorić goza, y con razón, de la atención mediático heredada de Alen Halilović, la aportación de talento a la Liga nacional no se detiene en el dominante Dinamo Zagreb, que por otra parte puede presumir de tener en sus filas al deseado Brozović, al habilidoso Pjaca, y al vistoso Hodžić (aún lesionado). El eterno rival, Hajduk Split, ha respondido desde Dalmacia dando la alternativa al dinámico Vlašić, un talento especial por el que el Tottenham ya habría preguntado. Y de vuelta a Zagreb para enfocar la atención a un habitual campo de cultivo en el fútbol croata, Lokomotiva: la pelea de dos internacionales U21 por la portería, el buen nivel de Mario Musa, y las evoluciones de Pavičić, Mišić, Kolar o Marić son los alicientes. Por último, varios clubes de entidad menor presentan a sus diamantes aún por pulir al público local; alguno de estos como Marko Rog (RNK Split) o Filip Krovinović (NK Zagreb).
Campeonato nacional croata: primeros nombres para apuntar
Completado un tercio de la presente edición del campeonato de fútbol en Croacia, la tendencia de los clubes por forzar a jóvenes futbolistas vuelve a dejar varios nombres a los que conviene seguir atentamente en un futuro. Mientras que el centrocampista creativo Ante Ćorić goza, y con razón, de la atención mediático heredada de Alen Halilović, la aportación de talento a la Liga nacional no se detiene en el dominante Dinamo Zagreb, que por otra parte puede presumir de tener en sus filas al deseado Brozović, al habilidoso Pjaca, y al vistoso Hodžić (aún lesionado). El eterno rival, Hajduk Split, ha respondido desde Dalmacia dando la alternativa al dinámico Vlašić, un talento especial por el que el Tottenham ya habría preguntado. Y de vuelta a Zagreb para enfocar la atención a un habitual campo de cultivo en el fútbol croata, Lokomotiva: la pelea de dos internacionales U21 por la portería, el buen nivel de Mario Musa, y las evoluciones de Pavičić, Mišić, Kolar o Marić son los alicientes. Por último, varios clubes de entidad menor presentan a sus diamantes aún por pulir al público local; alguno de estos como Marko Rog (RNK Split) o Filip Krovinović (NK Zagreb).
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