Velocidad y desequilibrio: Dražić llega a España con mucho margen para crecer. Foto MN press. |
El OFK de Belgrado es uno de los
clubes de mayor tradición en el fútbol serbio. Durante su historia centenaria
la entidad blanquiazul puede presumir de haber formado en sus filas a jugadores
de renombre tanto en el ámbito nacional como más allá de las fronteras del
país. Tanto es así que dos tercios de la antológica plantilla yugoslava que
consiguió el bronce en el Mundial de Uruguay de 1930 estaba formada por
futbolistas del entonces llamado BSK. Branislav Ivanović y Aleksandar Kolarov, que llegaron al
equipo con 19 y 21 años respectivamente, son dos ejemplos más recientes
de la capacidad de “los románticos”
para reconocer y lanzar el talento joven. La situación actual del equipo, no
obstante, no es la más brillante. La inestabilidad y las irregularidades a
nivel institucional y el ruinoso estado del Omladinski
Stadion han hecho a la afición pedir la cabeza de la directiva y el
conflicto da muestras de que se intensificará en los próximos meses. Pese a
todo, la apuesta sigue siendo clara: OFK repite en el curso 2015/2016 como la
plantilla más joven del campeonato serbio. El trabajo de la pasada campaña, por
su parte, no ha esperado a dar frutos en el mercado estival y 3 futbolistas
parte del histórico primer puesto de la U20 en el Mundial de Nueva Zelanda han
dejado el equipo: el lateral derecho Gajić, el izquierdo Antonov, y Zdjelar; este
último ha vuelto al Olympiakos tras su cesión, alabado por un rendimiento que
le señala como uno de los proyectos más interesantes para el mediocentro en un
futuro cercano. Este viernes se confirmó la salida rumbo a la Primera
División española de un compañero de generación de los anteriores y el atacante
más destacado del plantel, el extremo izquierdo Dejan Dražić.
Dejan Dražić nació el 26 de
septiembre de 1995 en Sombor. Se formó en las categorías inferiores de
Partizan, quien, tras una cesión a su filial Teleoptik (algo habitual para que
sus canteranos tengan sus primeros minutos en el fútbol profesional), decidió
que el joven de entonces apenas 17 años no reunía los requisitos para ser de
provecho en un futuro cercano al primer equipo blanquinegro. El calvario del
adolescente por la incertidumbre sobre el rumbo que tomaría su carrera tuvo su
cénit en Antalya, una ciudad de la costa mediterránea turca donde muchos de los
equipos del este de Europa realizan su preparación invernal. Allí superó las
pruebas con dos equipos rusos, el Zenit de San Petersburgo y el Rubin Kazán,
recibiendo de los directivos de ambas entidades un segundo y duro golpe: el
jugador era menor de edad, y ese era un riesgo que no estaban dispuestos a
asumir. La historia tendría, sin embargo, un final feliz. OFK se encontraba en
esas fechas en un hotel cercano y el acuerdo entre las partes fue prácticamente
inmediato. En declaraciones del director del fútbol formativo del club:
“Aprovechamos la oportunidad porque sabíamos de su talento, jugó unos pocos
partidos con el juvenil, en los que marcó y asistió en todos ellos, y nos quedó
claro que debíamos incorporarle al primer equipo. El resto lo conocéis, nos ha
impresionado”. Vistiendo de blanquiazul
Dražić encontró los
minutos y la confianza necesaria para mostrar su potencial, y su motivación por
probar que se habían equivocado en su caso se hizo patente en los encuentros de
mayor rivalidad. Su rendimiento le convirtió en habitual en las
convocatorias de la selección U19 y los rumores sobre el interés de varios
clubes extranjeros se hicieron cada vez más sonoros con el paso del tiempo; incluso
se reportó que los dos grandes de Belgrado estaban dispuestos a pelear por su
firma. Pero Dejan tenía una prioridad y esta respondía a su probada ambición: testar
su valía en un campeonato de mayor exigencia.
Dražić se desempeña en las posiciones de
extremo izquierdo, a pierna cambiada, y delantero centro, con menor asiduidad. Sus
características son las de un atacante rápido, muy habilidoso, con un amplio repertorio
para el regate, cambios de ritmo, y un control preciso de la pelota, que
demuestra tanto en conducción como manejándola en espacios reducidos. Estas condiciones
acentúan su influencia en los últimos 3/4 de campo, donde destaca por ser un excelente
dinamizador de las acciones de ataque, con gusto por tocar rápido, apoyarse en
sus compañeros de arriba y romper al espacio tras tirar la pared. Pese a que es
nominalmente un extremo, su rol no es el de un jugador
que, aún con sus facilidades para desbordar en el uno contra uno, busque línea
de fondo y centrar. Dražić
tiene la vista en el área rival y su juego es mayormente interior, con
movimientos con y sin la pelota trazando diagonales que le permitan encontrarse
en situaciones de remate. Su constitución ligera y su agilidad le facilitan la
tarea en esta dirección y le convierten en un futbolista escurridizo y de
difícil marcaje, con la pillería y el talento para forzar la falta o el
contacto dentro del área que lleve a los once metros. Este carácter ratonero y
vivo es quizás consecuencia de la gran afición de Dražić por el fútbol sala. Delante del
portero tiene calidad para definir, tanto acomodando la pelota con el interior
como zafándose del mismo con un regate, y cuenta con suficientes recursos en el
golpeo para ser peligroso a balón parado, algo que sin embargo no ha sido
demasiado frecuente. Pero su juego va íntimamente ligado a su forma de ser, y
aquí es donde enraízan los claroscuros de su hasta ahora corta
trayectoria. Es ambicioso, temperamental y tiene un punto de chulería en
algunas acciones, lo que le lleva a adornarse, a un excesivo individualismo y a la toma de
decisiones incorrectas en situaciones de ventaja. Llegados aquí, conviene
hacerse eco de dos anécdotas. La primera llegó tras su golazo en la que fuera
su casa y contra el equipo del que es aficionado desde siempre, Partizan. Su
celebración desató la polémica durante semanas, ya que tras anotar, el jugador
salió disparado hacia la tribuna sur, aquella donde se sitúan los ultras de la
que estaba convencido debió ser su afición, y se quedó plantado justo delante,
cruzado de brazos en actitud desafiante. Sin duda, un mensaje a la directiva
que no supo valorarle en su momento. La segunda anécdota tiene como
protagonistas a Veljko
Paunović, seleccionador U20, y él mismo. En uno de los partidos de
preparación ante Myanmar, de cara a un Mundial en el que Serbia acabaría
alzándose con el trofeo, el entrenador recriminó al jugador con las siguientes
palabras: “Dražić,
otro taconazo y te saco del campo. ¡Juguemos al fútbol!”.
Posteriormente, Dražić
se quedó fuera de la memorable cita por decisión técnica. El compromiso
total con el grupo y una actitud respetuosa para con el rival son conocidos
ingredientes de la fórmula ganadora de Paunović. Además, no son pocos los medios
nacionales los que se han hecho eco de sus salidas nocturnas y le señalan como un
asiduo a las discotecas de la capital, algo que el jugador ha negado
repetidamente. Trabajar en lo mencionado anteriormente es el primer paso para
madurar en su juego y convertirse en un futbolista más completo, para crecer en
lo colectivo apoyándose en su enorme potencial individual.
El Celta apuesta por un diamante
por pulir, un chico que necesitará el entorno adecuado, paciencia, y mano firme
para mostrar lo mejor de sí mismo y canalizar sus defectos en su provecho y
el del equipo.
Una nueva perla del fútbol serbio al que se le seguirá. Imagino que en el Celta peleará por un puesto con Orellana no?
ResponderEliminarUn saludo
Hola! Pues si no me equivoco Orellana juega en la derecha...francamente, no creo que sea la mejor posición para Dražić, lo ideal sería en la izquierda e ir entrando poco a poco, dependiendo de las necesidades del Celta, que tiene un jugador como Nolito en esa posición...
ResponderEliminarUn saludo, y gracias por tu comentario.