Después de años, la afición del Maksimir ha vuelto a ser unánime al corear el nombre de un jugador. (Foto: Reuters). |
La relación entre dos clubes de Zagreb, el campeón nacional Dinamo y su
vecina Lokomotiva, ha levantado tanta polémica como provechosa ha sido para el
primero de los mencionados. El de facto
segundo equipo de Dinamo en la primera división croata se encarga de fraguar a
los jóvenes talentos (y en numerosas ocasiones recibir los descartes) y
prepararles para un futuro regreso al Maksimir. De este vínculo simbiótico
Lokomotiva también obtiene beneficio y responde asegurando un trato preferente
a Dinamo en cuestión de traspasos. Son frutos de esta política futbolistas
como: Šime Vrsaljko, Marcelo Brozović, Andrej
Kramarić y nuestro protagonista, Marko Pjaca.
Marko Pjaca
nació el 6 de mayo de 1995 en el seno de una familia de deportistas. Su madre,
Višnja, fue la segunda clasificada en
Judo en Yugoslavia, y posteriormente primera en Croacia. Su padre, Željko, campeón de
lucha libre y entrenador de la selección croata en la misma disciplina. A los 8
años el pequeño de los Pjaca comenzó a entrenar en un modesto equipo de las
divisiones menores del fútbol nacional, el ZET, donde permaneció un año hasta
incorporarse a las categorías inferiores de Dinamo. A los 15 años, sin embargo,
regresó a su club de origen donde nuevamente solo se mantuvo un año hasta
recalar en otra de las escuelas reconocibles de la capital, la de Lokomotiva. Vistiendo la camiseta blanquiazul bajo la batuta del ex portero internacional yugoslavo Tomislav Ivković, y ya como un habitual en las las selecciones jóvenes de
Croacia, tuvo su debut profesional a
los 17 años, fue participe de la primera
presencia del equipo en una clasificación europea, y tras su brillante curso
2013/2014, arropado por un plantel joven cuyo juego se contaba entre los más
atractivos del campeonato, se ganó su regreso a Dinamo. Esta vez nadie
albergaba dudas: Pjaca llegaba como uno de los mayores talentos de Croacia, y
esta vez lo hacía para quedarse.
Los éxitos colectivos y premios individuales conseguidos por el joven
extremo en el Maksimir confirman que ha estado a la altura de las expectativas:
dos dobletes (Liga y Copa) consecutivos,
presencias en la fase de grupos de la Champions League y la Europa League
(memorable su actuación y hat-trick ante el Celtic), premio al mejor jugador
joven de Croacia en 2015, premios al mejor jugador del campeonato croata en
2015 y 2016, parte del once ideal en ambas campañas, y, la guinda a todo lo
anterior, la convocatoria con la selección absoluta para la Eurocopa de Francia.
Parece que tras dos felices años, las posibilidades de Dinamo de mantenerle
tras el torneo, en el que cuenta con opciones de figurar en el once inicial tras
la retirada de Olić, son mínimas.
Pjaca se desempeña mayormente como extremo izquierdo a pierna cambiada, pero puede actuar en
la derecha, como mediapunta, e incluso como delantero centro. Ha declarado que
prefiere partir de posiciones centradas, pero su frecuencia en las mismas ha
sido menor, y es en banda donde ha brillado con luz propia en Croacia. Se trata,
en esencia, de un futbolista muy técnico, cuya elegancia y facilidad para
solventar situaciones de uno contra uno hacia ambos perfiles le definen como un gran regateador. En
esta faceta cuenta con numerosos recursos, tanto si es en carrera como en
estático. Pjaca es un apasionado del fútbol sala, y la práctica del mismo
durante años avala su preciso control de la pelota en espacios cortos, su facilidad
para arrancar, desequilibrar mediante
cambios de ritmo, y la habilidad para esconder la pelota, cambiarla de pie y
salir entre uno o dos rivales. A esto
suma unas sobresalientes condiciones atléticas y una gran coordinación en
carrera, siendo un jugador veloz, potente y muy díficil de parar en el eslalon,
donde suele emplear la bicicleta, que se ha convertido en uno de sus sellos de
identidad. Pero Dinamo, en el campeonato croata, es un equipo que basa su juego
en la posesión, y cuyos rivales suelen defender en pocos metros y tratan de
conceder pocas oportunidades para correr. En este sentido, su adaptación, desde
el juego de Lokomotiva, donde contaba con más metros para exhibirse en carrera,
a un estilo más pausado como el de Dinamo, ha sido impecable. Pjaca es un
futbolista de notable talento asociativo y lectura de juego, no como organizador, sino más bien como
dinamizador, ya que mueve con inteligencia y rapidez la pelota en corto,
tirando la pared, buscando verticalizar el ataque. Aunque es capaz de ser
profundo y ganar la línea de fondo, su tendencia es interior y en esta
dirección están enfocados sus movimientos con y sin la pelota, de
forma que es habitual que aparezca entre líneas o trace la diagonal tras
recibir abierto. En los últimos metros es letal tanto para asistir como para
finalizar, haciendo gala de su magnífico disparo, habitualmente golpeos
cruzados con el interior. Cuando ha actuado como mediapunta o delantero,
normalmente bajo la batuta de Niko Kovač en la selección U21 y posteriormente
en la absoluta, ha gozado de libertad de movimientos, y pese a que en este
contexto sus recepciones son de espaldas a la portería, se gira con facilidad y
permite agilizar el juego en 3/4. Para terminar, conviene reseñar algo en lo
que sus técnicos han insistido a la par que sus vistosas características
ofensivas: su responsabilidad y compromiso en tareas defensivas, sumando
trabajo en ambas mitades del campo.
Su técnico en Dinamo le señala como un ejemplo dentro y fuera del campo.
Durante sus inicios y en su corto recorrido profesional Pjaca ha mantenido
una magnífica actitud ante momentos de
dificultad. Así, cuando decidió abandonar la escuela formativa de Dinamo para
volver a su club de origen, una situación en la que demostró una gran madurez a
una edad muy temprana. Posteriormente en su regreso al Maksimir, esta vez en
sus primeros compases con el primer equipo, aceptando con deportividad la
suplencia pese a haber demostrado más sobre el campo que sus competidores. Y la
más reciente, una lesión en la clavícula cuando recuperaba las mejores sensaciones tras un tramo irregular. Su rápida recuperación de la misma sorprendió al cuerpo médico y
Pjaca cerró la temporada con 3 goles en las últimas 5 jornadas. De cara a los
medios siempre ha antepuesto al colectivo pese a contarse entre las figuras del
campeonato, ha mantenido un discurso prudente y respetuoso con el rival, y no
se le conocen escándalos fuera del campo. En una época en la que la atención
mediática convierte a los chicos prematuramente en estrellas, Pjaca se ha
mantenido alejado de los lujos, vive en el mismo apartamento, con su familia, a
la que entrega su salario.
“No se parece a Mandžukić, ni
siquiera un poco. Si tuviese que sacarle un parecido sería con Karim Benzema,
por su regate y habilidad en el uno contra uno”. Tomislav Ivković, su entrenador en Lokomotiva.
“En el futuro realmente creo que puede jugar en uno de los mejores equipos del mundo, como lo han hecho nuestros Mandžukić, Modrić, Eduardo…Pienso que puede alcanzar ese nivel”. Zoran Mamić, su entrenador en Dinamo.
“En el futuro realmente creo que puede jugar en uno de los mejores equipos del mundo, como lo han hecho nuestros Mandžukić, Modrić, Eduardo…Pienso que puede alcanzar ese nivel”. Zoran Mamić, su entrenador en Dinamo.
“Pjaca ha sido nuestro mejor
jugador. Ha verticalizado nuestro juego, justo lo que le pedíamos. Ha
demostrado que puede adaptarse a cualquier sistema y creo que hemos ganado con
él a un jugador muy importante para Croacia en el futuro” Niko Kovac, tras el tercer partido de Pjaca como
internacional absoluto (contra Azerbaiyán, 0-0).
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